martes, 29 de mayo de 2012

Ni a cual irle




De los tres candidatos más aventajados –es un decir- a la diputación federal no se hace uno. Falta de preparación, pasado y presentes caciquiles, grisura y en general, una ambición desmedida de poder y lo que esto trae consigo, son las características de estos candidatos que nos hacen decir: es tan malo el pinto como el colorado. Los candidatos al senado no son distintos.


Miguel Angel Vásquez Ortiz
De no ser por la elección de presidente de la república, a nadie le interesaría, ni mínimamente, la elección de diputados federales y senadores.
Sin embargo, precisamente por esta situación, existe el riesgo de que el próximo primero de julio Tuxtepec elija no al mejor de los candidatos o candidata, sino al menos peor de entre tres que tienen como punto en común su origen priísta. Además, los tres desatan malquerencias dentro de sus respectivos partidos y en mayor o menor medida han construido una imagen pendenciera, caciquil o simplemente timorata o endeble. El cuarto, postulado por el Verde Ecologista, este no tiene la más mínima posibilidad de figurar entre los finalistas.
A continuación, el chaquiste, el medio incómodo, realiza un somero recuento de la biografía política de cada uno de los candidatos a la diputación federal por el distrito 01 con sede en Tuxtepec y de las candidaturas a la senaduría. Primero las damas.
María Larios Cano es una mujer brava. Es temeraria no solo en el discurso –siempre habla de no temerle a nada ni a nadie, es muy echada pa’lante-, sino en la práctica. Desde sus inicios como regidora en la administración del hoy defenestrado panista Alfredo Ahuja Pérez (1996-1998), se distinguió por ser férrea defensora del PRI y ácida crítica del PAN. Cómo olvidar la escena aquella en que le regaló a Alfredo Ahuja Pérez una arreglo hecho de huevos ‘pa lo que hiciera falta’. Eso mismo –su actitud bravucona y claridosa- le ha permitido  penetrar e imponerse dentro del partido al que junto con el ahora candidato a senador por Acción Nacional, Diódoro Carrasco Altamirano, combatió duramente. Cosas de la vida: Los panistas históricos de Tuxtepec (Alfredo Ahuja, Fernando Guerra, Carmen Virgen, Ausel Eliseo y otros), hacen campaña por aquellos que les hicieron la vida pesada, que los hicieron rabiar y en algunos casos, hasta llorar, como cuando al cuarto para las doce, militando Larios Cano aún en el PRI les arrebataron en la mesa la senaduría y la presidencia municipal –en ambos casos el candidato sacrificado fue  Alfredo Ahuja). Todo por no salir de la nómina o creer que de su triunfo recogerán al menos las migajas. Los panistas  no solo perdieron el partido, sino la dignidad.
Sin embargo y a pesar del rechazo que sufre entre panistas con memoria, Larios Cano tiene su apuesta en las lealtades que ha construido (¿cómprado?) en colonias y comunidades por la gestión de proyectos productivos... Y en el dinero que abiertamente reconoce ha acumulado gracias a esa gestión.
Sin preparación académica, con una rudeza que le ha merecido descalificaciones en las redes sociales, Larios Cano apuesta al feeling –la zalamería, pues- que tiene para engancharse a los poderosos e influyentes. Así fue como construyó una relación con Diódoro Carrasco Altamirano cuando ambos se beneficiaban del PRI. Luego, cuando renunció al tricolor se afianzó a la entonces secretaria de desarrollo social, Josefina Vásquez Mota, de quien obtuvo apoyo en sus gestiones. Pero además, Larios Cano confía en que el arrastre que tuviera Josefina Vásquez Mota le beneficie también a ella. Pero eso está difícil ante el estancamiento de la candidata oficial y la simulación que empieza a notarse entre los panistas que no dejan de ver a Larios Cano como arribista dentro de las filas del PAN. Una muestra de cómo no tiene todas las simpatías está en el fracaso de la candidatura de Vásquez Mota en la interna del PAN en el distrito de Tuxtepec. Aquí ganó Ernesto Cordero. Además, en la visita que hiciera Diódoro Carrasco a principios de mayo a la región fue notorio el desorden y la escasa convocatoria que tienen los eventos de esta lideresa que apuesta a beneficiarse de la grisura y la mala imagen –sí, de la mala imagen- de sus contrincantes. Es decir, si ganara no sería por méritos.    
Soto, un buen perdedor
Si luchona y aguerrida  son las palabras que definen a Larios Cano, perdedor y obstinado son las que mejor le quedan al contador José Soto Martínez, candidato a la diputación federal por la coalición PRD, PT, Movimiento Ciudadano. De al menos cinco procesos en los que el nativo del estado de Guanajuato ha sido parte en los seis años recientes, todos los ha perdido: fracasó en su intento de dirigir la Unión Nacional de Productores de Caña, perdió la presidencia municipal de Tuxtepec en dos ocasiones, la diputación federal hace seis años y no consiguió ser candidato al senado en este proceso. De consolación le dieron la candidatura a la diputación federal, pero hay quienes creen que fue precisamente con la intensión de rendir esta plaza electoral y beneficiar con ello a la candidata a la diputación federal, María Larios Cano y consecuentemente a Diódoro Carrasco Altamirano, impulsor de Gabino Cué en sus inicios (fue su vocero y secretario técnico en la gubernatura y luego sub secretario de normatividad y medios en la Secretaría de Gobernación). Este no sería el primer caso en que lo mandan a perder. La primera ocasión ocurrió cuando fue candidato a la presidencia municipal y tuvo como contrincantes a Salvador Santos Sierra y Lizbeth Caña Cadeza. En aquella ocasión, Ulises Ruíz ordenó dejarlo solo y respaldar la campaña de quien luego sería su procuradora de Justicia. El distanciamiento con URO y posterior salida del PRI tendría que ver con la falta de satisfacción a su exigencia de colocar a su contadora, Guadalupe García Almanza en un lugar privilegiado en la lista de diputaciones federales plurinominales (cosa que sí consiguió en Convergencia, tres años después). Desde entonces, Soto Martínez cambió de color, pero no de prácticas. Tal como hizo en el PRI, se adueñó de Convergencia, se deshizo de quienes no se rendían a sus pies y desde este partido buscó nuevamente la presidencia municipal. En el segundo intento por gobernar Tuxtepec sus enemigos  serían Gustavo Pacheco, Gustavo Bravo Ahuja  y Tere Ahuja. Nuevamente, el empresario gasolinero perdió a pesar de los cuantiosos recursos invertidos. Pero no fue suficiente, en las elecciones de hace tres años, buscó otra vez la diputación federal “por la izquierda”¡? y volvió a saborear la derrota. “El pueblo se lo pierde”, suele decir cada que su orgullo besa el suelo.   
Como resultado de su obstinación más reciente, desde el anuncio de su postulación, Soto Martínez fue rechazado abiertamente por al menos dos de los siete aspirantes al mismo cargo: Nicolás Estrada y Gustavo Bravo Ahuja. El primero es quien coordina el Movimiento Regeneración Nacional en el distrito, tiene la base social más amplia del perredismo en la región y se dice ha llamado a votar de manera diferenciada, es decir, por López Obrador para presidente y por cualquier otro, menos Soto Martínez, en el caso de la diputación. Muchos otros simpatizantes de López Obrador coinciden en rechazar a este que como Larios Canos en el PAN, es un advenedizo en la llamada izquierda electoral y auguran desde ahora su sexta derrota al hilo. Es masoquismo extremo el de los tuxtepecanos, dirá el 2 de julio.  
El del PRI jamás volvió
Jaime Aranda Castillo, como los dos anteriores, tiene como gran enemigo a los miembros del partido que lo postula. Entre la militancia priísta no se olvida la ocasión en que junto con Antonio (El Gordo) Sacre, Jorge Ilescas Delgado y otros, llegó a reventar la asamblea de delegados en que se eligió a Jesús Hernández como candidato a la presidencia municipal de Tuxtepec. Después de este escándalo en el que hubo cachetadas guajoloteras y gas lacrimógeno, ocurrido en la tierra del candidato a gobernador vino la debacle, se perdió la presidencia municipal, la diputación y para colmo de males, la gubernatura.
Los priístas tampoco olvidan que Aranda Castillo jamás volvió a las colonias y comunidades que le dieron el voto para cumplir su sueño personal de ser legislador. ¿Y el empleo y las medicinas gratis que prometió en su campaña por la diputación local?. Absolutamente nada. No se supo de una sola gestión, de un apoyo, de algo material como lo que le gusta a la gente recibir. Vamos, ni una sobadita de lomo. El abogado de amplia trayectoria –fue ministerio público, juez y litigante- solo volvía a su distrito a dar entrevistas radiofónicas en las que hablaba nimiedades de su quehacer legislativo –que entre otras cosas sirvió para garantizar impunidad a los funcionarios corruptos, cono su jefe, Ulises Ruíz Ortiz-. Incrementó sus visitas al municipio cuando se consideró que podría competir por la presidencia municipal pero tan pronto como esas puertas se cerraron se concentró nuevamente en Oaxaca, atento a las instrucciones del todavía gobernador del estado y su jefe más inmediato y cercano: Eviel Pérez Magaña.  Ahora, junto con aquel, confía en la posibilidad de ser arrastrado por la ola peñanietista porque por sus méritos muy probablemente no vuelva a ocupar un cargo de elección popular. Entre sus mismos compañeros priístas impera el desánimo. Además, dicen, ¿cómo ganar una elección si las arcas del gobierno del estado están a disposición de otros candidatos?.
En resumen, el panorama se antoja complicado para los tres con más probabilidades de triunfo, pero en resumidas cuentas, uno no sabe ni a cual irle. Me cae.
Diódoro, el favorito del gobierno del cambio
En el caso de los candidatos al senado, la cosa no es distinta. Por ejemplo, el candidato del PAN, Diódoro Carrasco, si bien es el favorito por el apoyo que recibe del gobierno estatal, por la desbandada de priístas a su favor y el mayor tacto que tiene con respecto a los otros –que son realmente políticos pueblerinos a comparación de este cacique de altos vuelos-, tiene en contra su pasado represor. Fue el responsable del encarcelamiento injusto de más de 150 indígenas de la región de los Loxicha. Sin embargo, para algunos es preferible uno con experiencia y que en caso de ganar haga un papel destacado  en la cámara a otros que con trabajo articulan un discurso coherente y creible y que además, van al Congreso a ser uno más, de relleno, pues.
El hecho que evidenció el apoyo oficial ocurrió el 27 de mayo, cuando a la celebración del quinto informe de labores de la Beneficiadora de Hule (Bichosa), Diódoro acudió como invitado especial para recibir la adhesión de quienes han mantenido una estrecha y directa relación política con Gabino Cué desde que este era senador y más aún en la gubernatura.  
Eviel, ni en su pueblo le creen
Eviel Pérez Magaña no goza de simpatía ni en su pueblo. La prueba es que en la elección de gobernador perdió no solo su municipio, sino su casilla. Además, su campaña es motivo de pitorreo en las redes sociales, como cuando ante estudiantes de la Anáhuac propuso reconocer cursos, diplomados y talleres como estudios de nivel profesional. Así por ejemplo, el ex consejero presidente en el distrito Bartolo Estrada Campechano publicó en su cuenta de Facebook: hágame usted el refabron cabor… tendrá idea de lo que está diciendo? Desde cuando estos complementos profesionales profesionalmente académicos no han sido parte de una preparación profesional?... Por favor ya que terminen las campañas para no seguir escuchando estos desaciertos”. El caso es que según lo publicado en la revista proceso, el equipo de Peña Nieto da por perdidos los estados de Oaxaca, Veracruz y Tabasco. Pero además, es un hecho conocido que a los candidatos del PRI su comité ejecutivo nacional no les está dando dinero. Tal vez temen que en vez de ir a las campañas termine en las ya de sí abultadas cuentas bancarias de los candidatos.
Cara sucia, al segundo sitio
Benjamín Robles Montoya (a) El cara sucia se presenta como candidato de la izquierda, pero tiene como principal agente en la cuenca a una connotada priísta: Karina Barón. Pero además, lleva como rémora a un desconocido en la segunda fórmula: El regidor acusado de nepotismo en el ayuntamiento de Tuxtepec, Adolfo Romero Lainas. Además, carga con el bien ganado estigma de ser representante de un gobierno que ofreció el cambio y pactó la más oprobiosa impunidad con quienes saquearon y lastimaron al pueblo de Oaxaca.
Con ese panorama, también aquí, si valieran los candidatos no registrados, Cantinflas sería senador.  Y sería más serio que los antes mencionados.